Este tipo de comunicación limita la experiencia sensorial y los procesos psicológicos: el intercambio comunicativo tiene lugar en un vacío social en el que la identidad de los implicados tiende a desaparecer.
Esto crea la necesidad de imaginar, esperar y dar significado al otro, que puede no coincidir con la realidad pensada por el Otro.
La tecnología actual permite integrar la comunicación textual con audio y/o vídeo, pero estas integraciones nunca permitirán la interacción física.
Las ventajas del anonimato: